Del cielo abierto al invernadero: la huerta de Los Cauquenes, en modo on

 

“Hace unas semanas comenzó el armado del invernadero”,  cuenta Haydee Paredes, chef del hotel y encargada de llevar adelante un proyecto que se volvió material a comienzos de diciembre. La propuesta va en línea con el compromiso de sustentabilidad de Los Cauquenes, que desde su inauguración -en 2005- se aboca por preservar los atractivos naturales e históricos del entorno. 

Los Cauquenes y su compromiso con la sustentabilidad, a partir de la preservación de los atractivos naturales e históricos del entorno del que formamos parte, también se traduce en los cambios al interior del hotel: ¡de la huerta a cielo abierto al invernadero!

“Los fríos y largos inviernos impulsaron la creación de esta nueva huerta de interior, más protegida. Con este cambio se logra controlar la generación del calor y la fuerza del viento para proteger a las plantas más pequeñas. Debido a estas buenas condiciones, se estima una rápida y una muy buena producción”, repasa  Haydee Paredes, la cabeza de un proyecto que terminó de hacerse realidad a principios de diciembre.

“El proceso comenzó con el traspaso de plantas, de la forma más cuidadosa posible para que no se sequen ni se pierdan, dándole prioridad a las hierbas finas. Luego llegó el turno de algunas flores, frutillas y papines, trasladados con la mayor cantidad de tierra posible”, detalla la chef de Reinamora.

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Invernadero Sustentable

El invernadero de madera fue armado sobre un jardín con pasto, con una base de plástico para que los yuyos no invadan la tierra y dejen crecer bien la producción, condiciones que facilitan la generación de un microclima. 

Para el  suelo  se utilizó cartón picado y maples de huevo, creando una especie de esponja para controlar la humedad que se genera en el espacio. Luego se fue rellenando con tierra negra - provista por un vivero de la zona- y perlitas, completado con tierra de la huerta abierta del hotel.

¿La estrella de la huerta? Los papines andinos. “Durante la pandemia se los tiró a la huerta a cielo abierto. En este tiempo fueron provistos con alimentos orgánicos: café, cáscara de huevo y de banana. Cuidadosamente y con mucho esfuerzo fueron revueltos con la misma tierra del lugar”, comenta Haydee sobre el proceso, y agrega: “fueron creciendo algunos yuyos y al llegar el invierno se taparon con ramas y pastos que sirvieron de abrigo para la tierra”.

“Al principio no hubo resultados. Para el segundo año, con la limpieza de la tierra, comenzaron a crecer los papines. Lograron adaptarse al suelo frio y a la poca agua, permitiendo que se cosecharan en cantidad. Fue un momento muy lindo y emocionante”, revela Paredes.

Biopackaging: sustentabilidad asegurada

El espacio cuenta con una compostera en la entrada, adquirida en Biopackaging, una empresa B  que trabaja con descartables de caña de azúcar. ¿Este modelo? Fue realizado con madera de plástico reciclado, y su finalidad es preparar la tierra para luego poder utilizarla en la huerta.

“Se llenó con material de la cocina del hotel, que fue acompañado con tierra y basura orgánica. Se tuvo en cuenta que no haya muchas cascaras de naranjas y limones, para no sobrepasar la acidez de la tierra y que las lombrices puedan crecer, ya que son ellas quienes realizan el proceso. Luego se fue revolviendo cada dos o tres días para controlar la humedad”, concluye Paredes.

¡Huésped sustentable, hacia allá vamos!


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